“El arte no es propiedad de una elite cultural. Violeta Parra por ejemplo, soñaba con la Universidad del Folclor, ella creía firmemente que cualquier persona podía pintar, cantar, tocar la guitarra y creo que, en cierto modo, con este trabajo demostramos que es posible”, agregan Gopal y Visnu Ibarra.

El sello del proyecto radica en la importancia que se le otorga tanto a la dramaturgia como a la puesta en escena. Es decir, no se trata de un coro estático, sino de un musical ciudadano donde los participantes interpretan textos, bailan y, por supuesto, cantan. La dramaturgia está centrada en textos elaborados por los propios ciudadanos, dramaturgia original, canciones escritas para la puesta en escena y Dramaturgismo creado por los directores. Se suman al espectáculo, músicos en vivo. La duración del montaje varia y se adecua a las distintas realidades.